Debe ser el frío de hoy, pero me desperté y me acordé del desierto de marruecos. De los camellos que no hacían más que asquerosidades( buenisimos los eructos igualmente, hay k admitir) y de el espacio interminable que ocupaba todo, especialmente el sol. 
Pablo; "estoy bien, pero me maree con tanto azul y naranja"
Es que eso era lo que era, celeste del cielo y naranja dorado del piso y nada mas por kilometros. Es raro como a veces uno aprecia más la magnitud de las cosas cuando ya no está en la situación, porque en el momento recuerdo haber estado más que nada tranquila con el entorno. Maravillada de vez en cuando , si, seguro, pero más que nada tranquila, es que con tanta calma es dificil sentir cualquier otra cosa.
Pablo; "estoy bien, pero me maree con tanto azul y naranja"
Hasta los camellos se movía de una manera hipnótica.Y te podías sentar a fumar y de vez en cuando si no trepabas hasta el punto más alto, te sentías en un pequeño mundo, casi claustrofobico, que para decir la verdad aliviaba bastante cuando todo era tanto.
(la arena que estoy tirando al aire tiene forma de una cabeza riendose malvadamente!) No sé si justo lo haría en marruecos, pero seguro que algún día voy a hacer una excursión mucho más larga por el desierto, por alguno(obvio k en invierno )